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Cambios en el comportamiento del consumidor tras la pandemia

Cambios en el comportamiento del consumidor tras la pandemia

La pandemia ha provocado un cambio en los hábitos de consumo, haciendo que los consumidores se comporten de una manera muy similar en todo el mundo. Solo hace falta ver el inicio de la crisis sanitaria, cuando los supermercados apenas podían abastecer a la población.   Compras masivas en supermercados En cuanto se decretó el Estado de Alarma, las compras masivas aumentaron debido al pánico generalizado provocado por la falta de existencias y el desabastecimiento. De esta manera, el confinamiento obligó a muchas personas a cocinar en casa y dejar de gastar dinero en restaurantes o comida a domicilio. Esto provocó que los supermercados cargaran con la necesidad de suministrar alimentos a todo un país. Hoy en día los consumidores todavía son reacios a salir de casa y gastar dinero en gastronomía.   Productos favorables para la salud Por otro lado, las expectativas de los consumidores hacia los productos se basan en su eficacia y funcionalidad, dejando de lado la sostenibilidad. Y como consecuencia, los consumidores se fijan en el origen de los productos, apoyando así el comercio nacional. El miedo provocado por el riesgo de infección ha hecho que se tienda a la compra de productos para la salud. Por eso, estos productos que ayudan a reforzar el sistema inmunitario, han aumentado sus ventas en un 13%. Es decir, se tiende a priorizar la salud por encima del cuidado al planeta. Compras online Desde otra perspectiva, las compras online han aumentado notablemente, provocando que muchos consumidores repitieran sus compras por este canal. Este hábito se ha mantenido, ya que cada vez son más los que prefieren recibir sus pedidos en casa en vez de presentarse en la tienda. Incluso se da una situación online-offline, donde el consumidor compra por internet pero recoge su pedido en la tienda.   Preferencias de inmuebles Y centrándonos en la adquisición de inmuebles, los consumidores han sesgado sus preferencias a raíz de la necesidad de espacios abiertos por el confinamiento. Los pisos cerrados en Madrid son cada vez menos demandados, permitiendo a los chalets y urbanizaciones con zonas abiertas o jardín ser los más destacados y preferidos por los consumidores. Asimismo, aquellos que tengan piscina y otro tipo de lujos no comunitarios, permiten a los habitantes de la casa estar preparados para hipotéticos confinamientos futuros con una mayor comodidad y bienestar.   Estos cambios en el comportamiento de los consumidores han sido forzados por la crisis sanitaria, pero cuanto más tiempo pasa tras haber finalizado el estado de alarma, más detectamos que estos comportamientos han venido para quedarse. La gente se ha habituado a estar en casa y a definir sus decisiones en base a eso, no solo por comodidad, también por decisión propia. Dentro de unos meses podremos determinar si estos hábitos de consumo se siguen manteniendo, aunque todo apunta a que queda mucho todavía para erradicarlos.

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Videollamadas ¿qué opciones hay?

Videollamadas ¿qué opciones hay?

Han pasado más de dos meses desde que el covid-19 nos obligara a confinarnos en casa y habilitar  nuestros salones y habitaciones para convertirlos en oficinas. Como sabéis, en NCA decidimos no pararnos y cambiamos nuestro modo de trabajar, y lo cierto es que hemos conseguido implementar el teletrabajo en tiempo récord gracias a las aplicaciones de videollamada.  Al inicio del confinamiento, en nuestro post “Teletrabajo: qué hacer y qué no” ya os dimos algunas recomendaciones sobre cómo mantener una rutina productiva en casa. Hoy os queremos hablar sobre las que, probablemente, hayan sido las herramientas más utilizadas desde que empezó el confinamiento: las aplicaciones de videollamada. ¿Qué opciones hay? ¿Cuál es la mejor? Estas aplicaciones nos han permitido salvar virtualmente las reuniones de grupo que todavía siguen vetadas en las calles, viviendas y centros de trabajo, y resultan muy útiles para gestionar y sincronizar tareas de manera remota y mantener el contacto con nuestros compañeros. Existen decenas de aplicaciones de videollamada que podemos utilizar y todos tienen sus ventajas e inconvenientes. ¡Veámoslos! Skype   Ha sido durante años el programa de videollamadas por excelencia. Es completamente gratuito, aunque dispone de una solución profesional de pago. Cuenta con versiones para escritorio tanto para PC como para Mac; versiones para dispositivos móviles Android, iPhone y Windows 10, para tabletas e incluso para algunos modelos de TV y consolas, y también dispone de una versión online. Permite videoconferencias con un máximo de 50 usuarios, compartir archivos y mostrar la pantalla de tu ordenador, lo que resulta muy útil en reuniones de equipo, por ejemplo. Además, en su última actualización, ha incorporado una opción de grabación que permite a los participantes guardar en su ordenador cualquier momento de la videollamada. Como inconvenientes, encontramos que ofrece menos calidad de audio y vídeo que otros programas. Zoom   Zoom ha sido el programa de videollamada estrella del confinamiento, pese a los recientes problemas en temas de privacidad. Dispone de una app para escritorio y para dispositivos móviles con sistemas operativos iOS y Android y cuenta con una extensión para los principales navegadores. De hecho, no es necesario instalar nada ni estar registrado para asistir a una reunión; esta ha sido una de las ventajas que seguro que ha contribuido a su gran éxito durante este confinamiento.  A diferencia de Skype y HangOuts, es un programa de pago por suscripción y aunque cuenta con una versión gratuita esta tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, en videollamadas de más de dos personas se limita su uso a 40 minutos, aunque puedes reactivar la sesión y continuar 40 minutos más las veces que quieras.   Otro de sus puntos fuertes es que permite programar llamadas generando un ID de la conferencia que se envía por correo a los participantes. Además, no es necesario que la persona que organiza la llamada esté presente. También dispone de múltiples opciones como un chat, la posibilidad de grabar las conferencias y de compartir pantalla y otros archivos como PowerPoints, imágenes, vídeos, páginas web e incluso la pantalla de tu móvil o tablet; y otras un tanto más divertidas, como mostrar fondos y pizarras virtuales.  Además, es el programa que ofrece la mejor calidad de vídeo e integra el uso de plataformas como Outlook o el calendario de Google, lo que permite recibir notificaciones relacionadas con reuniones programadas.  ¿Inconvenientes? La duración limitada a 40 minutos en la versión gratuita. Aunque se pueda reactivar, resulta muy incómodo cortar la reunión para volver a conectarse. Google HangOuts    Google Hangouts es el sistema gratuito de videollamada de Google. Basta tener una cuenta de correo de Google para usar la aplicación, lo que lo convierte en un programa muy accesible. Se puede usar tanto en Windows como en MacOS dentro de los navegadores Chrome o Firefox, por lo que no es necesario bajarse ninguna extensión. En cambio, para tabletas y smartphones iOS y Android hay que descargarse una app específica.  Permite hacer llamadas de hasta 25 personas (con el plan Business) o 10 con el plan básico. Al igual que el resto de aplicaciones, permite compartir la pantalla con el resto de usuarios de la llamada y una de sus características especiales es que se pueden editar de forma colaborativa documentos en Google Docs o Drive mientras se lleva a cabo la reunión. También permite realizar emisiones en directo a través de otras plataformas como YouTube, por ejemplo, por lo que es ideal para organizar seminarios o clases en directo. Por otro lado, entre sus inconvenientes hallamos que al compartir pantalla se deja de ver al participante, por lo que la comunicación puede resultar un poco más complicada; y la calidad de vídeo que proporciona es inferior a la del resto de aplicaciones de las que hemos hablado.  Google Meet   Esta aplicación, también de Google, es como la “opción para empresas” de HangOuts. Funciona de la misma manera y tiene las mismas características. Lo único que cambia es el número de participantes: mientras HangOuts solo permitía reuniones de un máximo de 10 personas, Google Meet permite conectar hasta 100 usuarios de manera simultánea. Y, en caso de emitir por streaming, la aplicación soporta el acceso de hasta 100.000 usuarios al mismo tiempo.  Jitsi   No es de los programas más conocidos pero durante este confinamiento se ha popularizado bastante debido a que es completamente gratuito y open source: no es necesario crearse una cuenta para utilizarlo y permite organizar reuniones en las que cualquier persona puede entrar. De hecho, es el programa que se ha estado usando en las ruedas de prensa de Moncloa.  El resto de sus características son similares a la de todos las aplicaciones de videollamada: tiene un chat interno, permite compartir la pantalla de tu dispositivo y otros documentos y archivos y programar reuniones. Estas herramientas digitales nos ayudan a seguir trabajando de manera óptima desde casa, ya que constituyen una forma de comunicación sencilla y muy ágil, casi como si estuviéramos en la oficina con nuestros compañeros y compañeras. Aun así,

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Cambios en nuestros hábitos de compra y consumo

Cambios en nuestros hábitos de compra y consumo

El aislamiento ha provocado que nuestros hábitos de compra experimenten cambios bruscos, pero también que se adapten a las nuevas circunstancias. Al principio las compras fueron compulsivas, pero poco a poco pasamos a un consumo más racional. Según un estudio de la consultora Kantar, en la primera semana desde que se iniciara el confinamiento, los españoles redujeron en un 15% sus actos de compra de gran consumo, pero llenaron más sus cestas y gastaron más en cada ocasión. En las siguientes semanas se fueron adaptando paulatinamente a sus necesidades. Nuevos hábitos Parte del consumo que se hacía fuera del hogar ahora se hace en casa. Los productos de “picoteo”, el chocolate, el café, la cerveza y la de repente imprescindible levadura, entraron a nuestros hogares como productos terapéuticos emocionales. Todas estas compras las hacíamos, y las hacemos, en el punto de venta más cercano para exponernos menos al exterior (bueno, y por recomendación de las autoridades), lo que benefició a las cadenas con más dispersión y más puntos de venta. No obstante, dichos hábitos están considerados como extraordinarios y lo más probable es que vuelvan a transformarse una vez finalizado el estado de alarma. El Online… ¿Se queda? Por otro lado, optamos por ampliar la variedad de artículos que solíamos comprar por internet, agregando a la cesta incluso productos de primera necesidad. La compra online en todas sus tipologías ha sido una de las más beneficiadas por la crisis sanitaria. Y así parece que seguirá siendo. Dentro de más de seis meses la compra online ya se habrá consolidado durante el aislamiento y ganará peso en 2021, según las previsiones de la consultora Deloitte. “El online podría repuntar por el miedo a contagios en un principio o simplemente porque a los usuarios que lo usaron durante la cuarentena les gusto la experiencia y quieren repetir”, explican desde Kantar. En el caso de El Corte Inglés, la experiencia ha sido buena. Su click&collect ha llegado a multiplicar por cinco sus ventas. Aunque desde los grandes almacenes no se atreven a hacer una predicción de lo que ocurrirá con este canal de venta, si creen que “tendrá mayor peso”. Y después, ¿qué? El impacto económico que el coronavirus va a dejar en nuestro país provocará, inevitablemente, una alteración de los hábitos de consumo postconfinamiento. El desempleo, la crisis generalizada y las innumerables restricciones y precauciones que afectarán a todos los sectores (distancia obligatoria, reducción del aforo en bares, comercios, centros comerciales o espectáculos, esperas, atención con cita previa… por solo citar algunas) por fuerza nos obligarán a cambiar nuestra forma de comprar y nuestras costumbres. Por ejemplo, el dinero en efectivo tiene los días contados (y la economía sumergida lo tendrá más difícil); la saturación de los transportes públicos descenderá notablemente, debido a que muchas personas teletrabajarán y otras optarán por acudir andando o en bicicleta a sus ocupaciones; crecerá el turismo de cercanía y se reducirán los viajes en avión; preferiremos los productos nacionales y de proximidad a los de importación; los gimnasios se vaciarán y aumentará la venta de aparatos para hacer ejercicio en casa; mucha gente está invirtiendo ya sus ahorros en oro (un clásico bien “seguro”). Y aún no está claro hasta qué punto dañará a pilares de la economía como la moda, la cultura o el deporte. Evidentemente, la crisis condicionará las pautas de consumo de la población, pero no así sus anhelos. Somos seres humanos, con gustos y caprichos no siempre racionales.  Puede que no podamos permitirnos cierto tipo de productos y de actividades de ocio, pero no por ello perderemos el deseo de querer consumirlos. De ahí la importancia de que las marcas estén con nosotros ahora. Lanzando mensajes positivos, proponiendo iniciativas de responsabilidad social corporativa y comunicando acciones que ayuden a salir de la crisis. Las marcas aceptaron el compromiso tácito de hacer lo posible para estar con nosotros, sus consumidores. En las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, las marcas en las que confiamos nos acompañan en diferentes etapas de nuestras vidas. En NCA pensamos que este compromiso es mutuo, por ello proponemos y desarrollamos para nuestros clientes soluciones estratégicas eficaces y novedosas, a fin de que sus consumidores sigan teniendo sus marcas presentes, día tras día. El aislamiento ha provocado que nuestros hábitos de compra experimenten cambios bruscos, pero también que se adapten a las nuevas circunstancias. Al principio las compras fueron compulsivas, pero poco a poco pasamos a un consumo más racional. Según un estudio de la consultora Kantar, en la primera semana desde que se iniciara el confinamiento, los españoles redujeron en un 15% sus actos de compra de gran consumo, pero llenaron más sus cestas y gastaron más en cada ocasión. En las siguientes semanas se fueron adaptando paulatinamente a sus necesidades. El aislamiento ha provocado que nuestros hábitos de compra experimenten cambios bruscos, pero también que se adapten a las nuevas circunstancias. Al principio las compras fueron compulsivas, pero poco a poco pasamos a un consumo más racional. Según un estudio de la consultora Kantar, en la primera semana desde que se iniciara el confinamiento, los españoles redujeron en un 15% sus actos de compra de gran consumo, pero llenaron más sus cestas y gastaron más en cada ocasión. En las siguientes semanas se fueron adaptando paulatinamente a sus necesidades. Nuevos hábitos   Parte del consumo que se hacía fuera del hogar ahora se hace en casa. Los productos de “picoteo”, el chocolate, el café, la cerveza y la de repente imprescindible levadura, entraron a nuestros hogares como productos terapéuticos emocionales. Todas estas compras las hacíamos, y las hacemos, en el punto de venta más cercano para exponernos menos al exterior (bueno, y por recomendación de las autoridades), lo que benefició a las cadenas con más dispersión y más puntos de venta. No obstante, dichos hábitos están considerados como extraordinarios y lo más probable es que vuelvan a transformarse una vez finalizado el estado de alarma. El Online… ¿Se queda?   Por otro lado, optamos por ampliar la

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Valores que se contagian en tiempos de crisis

Valores que se contagian en tiempos de crisis

Valores que se contagian en tiempos de crisis La creatividad y la solidaridad son solo dos valores de los muchos que nos describen en estos momentos. La crisis del coronavirus ha movilizado en toda España a cientos de asociaciones de vecinos y organizaciones para atender las necesidades básicas. Y tampoco han faltado las iniciativas individuales: las de innumerables personas que han dedicado toda su energía, su tiempo y sus recursos a hacernos más llevadero el confinamiento. Supervecinos Los “supervecinos”, por ejemplo, surgieron para ofrecerse a hacer las compras, sacar al perro o cuidar a los niños de quienes lo requiriesen. A través de whatsapps o de una nota en la entrada de los edificios vemos muestras de empatía pura: “Hola, soy vuestro vecino Javier del 5ºD. Si alguno necesitáis algún tipo de ayuda, estoy a vuestra disposición. O si simplemente necesitáis hablar con alguien, contactad conmigo #todovaairbien.” Artes variadas Al igual que los “supervecinos”, aparecieron los entrenadores personales. Para subir los niveles de serotonina, cada día, sin falta, te espera en las diferentes redes sociales una clase de zumba o una sesión de ejercicios entretenida que puedes compartir con toda la familia. Como nos dice la actriz mexicana Bárbara de Regil: “Sonríe, hazlo sonriendo, actitud, ante todo, que nadie te apague, que nadie te quite la sonrisa”. Algunos nos volvimos profesionales del disfraz, gimnastas, gamers, decoradores de interiores, animadores, DJ´s críticos de cine, fontaneros, chefs e incluso dimos conciertos en vivo. Todo con un único fin, mantener arriba nuestro ánimo y el de los que nos rodean. Estas acciones ponen en evidencia que los valores se contagian de manera inefable y nos dan la oportunidad de volver a empezar.   En este tipo de situaciones siempre reaparece y se repite por todos lados la famosa cita de John F. Kennedy: «En el idioma chino, la palabra «crisis» se compone de dos caracteres: uno representa peligro y la otra oportunidad.» En NCA vemos este tiempo en casa, además de como un cursillo acelerado de teletrabajo, como una oportunidad de jugar, crear, estar en familia, ser solidarios y, en definitiva, darlo todo en un ambiente tan familiar y cómodo como nuestros hogares. Valores que se contagian en tiempos de crisis. La creatividad y la solidaridad son solo dos valores de los muchos que nos describen en estos momentos. La crisis del coronavirus ha movilizado en toda España a cientos de asociaciones de vecinos y organizaciones para atender las necesidades básicas. Y tampoco han faltado las iniciativas individuales: las de innumerables personas que han dedicado toda su energía, su tiempo y sus recursos a hacernos más llevadero el confinamiento. Supervecinos Los “supervecinos”, por ejemplo, surgieron para ofrecerse a hacer las compras, sacar al perro o cuidar a los niños de quienes lo requiriesen. A través de whatsapps o de una nota en la entrada de los edificios vemos muestras de empatía pura: “Hola, soy vuestro vecino Javier del 5ºD. Si alguno necesitáis algún tipo de ayuda, estoy a vuestra disposición. O si simplemente necesitáis hablar con alguien, contactad conmigo #todovaairbien.” Artes variadas Al igual que los “supervecinos”, aparecieron los entrenadores personales. Para subir los niveles de serotonina, cada día, sin falta, te espera en las diferentes redes sociales una clase de zumba o una sesión de ejercicios entretenida que puedes compartir con toda la familia. Como nos dice la actriz mexicana Bárbara de Regil: “Sonríe, hazlo sonriendo, actitud, ante todo, que nadie te apague, que nadie te quite la sonrisa”. Algunos nos volvimos profesionales del disfraz, gimnastas, gamers, decoradores de interiores, animadores, DJ´s críticos de cine, fontaneros, chefs e incluso dimos conciertos en vivo. Todo con un único fin, mantener arriba nuestro ánimo y el de los que nos rodean. Estas acciones ponen en evidencia que los valores se contagian de manera inefable y nos dan la oportunidad de volver a empezar. En este tipo de situaciones siempre reaparece y se repite por todos lados la famosa cita de John F. Kennedy: «En el idioma chino, la palabra «crisis» se compone de dos caracteres: uno representa peligro y la otra oportunidad.» En NCA vemos este tiempo en casa, además de como un cursillo acelerado de teletrabajo, como una oportunidad de jugar, crear, estar en familia, ser solidarios y, en definitiva, darlo todo en un ambiente tan familiar y cómodo como nuestros hogares.

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