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NCA SMART agencia de marketing y publicidad

En un mercado globalizado, las empresas que no crecen corren el riesgo de desaparecer

“Ganar y ganar y ganar y volver a ganar, y ganar y ganar…”. Es la frase que Luis Aragonés dejó para la historia, como respuesta a la pregunta de un periodista sobre qué se le pedía a un entrenador de fútbol. En las empresas pasa algo parecido: se les exige “crecer y crecer y volver a crecer”, si no quieren correr el riesgo de desaparecer. Crecer y crecer. Pero no solo en ventas, una condición necesaria pero casi nunca suficiente. Hay que saber evolucionar en muchos ámbitos para que el crecimiento sea útil y sostenible en el tiempo. En nuevos mercados, en innovación, en rentabilidad, portfolio, revisión y actualización del modelo de negocio, en talento, alianzas estratégicas…   En efecto, cuando una empresa presenta durante varios años un crecimiento plano, nos está mostrando un peligroso síntoma de una enfermedad que, si no se ataja, acabará con su vida. Es la enfermedad del conformismo. Y el problema se hace aún más patente en un mercado globalizado y digital, donde la eliminación de barreras de entrada facilita la aparición constante de nuevos competidores que, antes, parecían inimaginables. En paralelo, los consumidores demandan productos y servicios “nuevos”, con una exigencia de innovación y calidad a precios cada día más competitivos. Las empresas que no sean capaces de ofrecer todo eso, y ofrecerlo al ritmo que marca el mercado, estarán perdiendo relevancia.    Si a estos factores añadimos la continua presión por la reducción de costes y por la eficiencia operativa, las compañías se ven obligadas a escalar (es decir, a “crecer”) para poder mantener unos márgenes sostenibles. Finalmente, la falta de crecimiento también afecta directamente a la capacidad de inversión, dejando a la empresa en una posición de clara vulnerabilidad. Entonces, ¿cómo podemos acometer una fase de crecimiento en empresas que están estancadas o en decrecimiento? Ya hemos apuntado algunos síntomas claros y consecuencias evidentes, así como puntos críticos de activación para reorientarse hacia el crecimiento. Pero a menudo son señales que se ven con más claridad desde fuera del negocio que desde dentro.   Por esta razón, una de las fórmulas más utilizadas por las empresas que recuperan su éxito ha sido siempre recurrir a un talento externo que aporte una nueva visión y, a menudo, un nuevo impulso. Contar con la experiencia acumulada de equipos que ya han ayudado a muchas compañías en escenarios similares. Se trata, habitualmente, de consultoras de negocio y de marketing que aportan luz, conocimiento, casos contrastados y talento multidisciplinar para asegurar un crecimiento sostenible. Claridad y certezas cuando más necesarias son, lo que nos recuerda otra frase de Luis Aragonés: “Mátenme, pero no me mientan”. Si tu empresa se encuentra estancada, o si quieres identificar posibles síntomas de que pueda estarlo, mi recomendación es clara: consulta con una consultora. Y si me permites dos apuntes más para analizar lo que puede hacer por tu empresa, recomiendo leer este post sobre Marketing Outsourcing de Carmen Suárez, socia directora de NCA Smart, y una visita a la web de la consultora Holistik. 

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plan estratégico

En España, apenas un 20% de las PYMES cuentan con un plan estratégico

Recientemente conversaba con José Miguel Bernal Arencibia, prestigioso y experimentado consultor de negocios y CEO de la consultora strategik.es, acerca de la existencia de planes estratégicos en las empresas. Rápidamente me respondió, “no te puedes imaginar la cantidad de empresas medianas y, sobre todo, pequeñas que carecen de plan”. ¿Entonces que es lo que tienen? le pregunto de inmediato, pues un presupuesto a uno o varios años, lo cual podríamos decir que es un plan a ninguna parte. Además, añadió, un plan estratégico no es que sea absolutamente necesario es que ahora es urgente. Y es urgente porque estamos en una época donde los cambios se producen a una velocidad endiablada, cambios en el consumidor, tecnológicos… y las empresas que no se adapten están condenadas a desaparecer, así de claro. ¿Y las que tienen plan estratégico, cuando lo examinas en que te fijas lo primero? En lo primero que me fijo es en la visión que tienen de su negocio y expectativas para ver el posible recorrido que este modelo de negocio puede tener. En lo segundo es la ambición, es decir, la determinación para llevarla al éxito viendo los recursos que ponen en juego para asegurar un crecimiento sostenible.   Posteriormente analizo su capacidad financiera, tecnológica e innovación, así como sus capacidades comerciales y de Marketing, amén de otros aspectos como equipo humano, legales, etc. En un mercado tan extremadamente competitivo, hay que hacerse notar y ponerse en valor para lo cual se requiere competentes “socios” en Marketing y comunicación, bien internos, bien externos o mixto, aunque personalmente me incluyo por los últimos. Para diseñar el Plan Estratégico, que es UNA HOJA DE RUTA de donde queremos estar a corto, medio y largo plazo, debemos contar con ayudas de consultores que con su experiencia contribuirán a diseñarlo y acompañarnos en el “viaje hacia el paraíso” que no será de rosas precisamente. En efecto, ante este escenario se hace imprescindible ya no solo sobrevivir, hay que progresar y la clave es la estrategia, es imprescindible definir y revisar el plan estratégico con una visión y determinación claras hacia dónde queremos llevar el negocio tratando de adelantarse a los nuevos escenarios, ya que sin plan estratégico no hay paraíso suele comentar frecuentemente José Miguel. Y en este plan la comunicación debe jugar un papel protagonista para dejar claro quiénes somos, que hacemos, que valor aportamos con el objetivo de generar confianza entre todos los actores del mercado. EN ESPAÑA APENAS UN 20% DE PYMES CUENTAN CON ESTA HERRAMIENTA DE GESTIÓN. Tratamos de poner de relieve la importancia para las empresas de contar con un PLAN ESTRATÉGICO ya no solo para sobrevivir si no, fundamentalmente, para tener un crecimiento sostenible que es el reto de casi todos los empresarios. Pero este punto se hace mucho más necesario en el empobrecido tejido empresarial español que cuentan con ratios cuantitativos similares al de otros países, es decir, con un 95% de pequeñas y medianas empresas (en España hay unos 3 millones de este tipo de empresas que generan el 60% del empleo). Pero la diferencia entre estas empresas españolas y las francesas e italianas p.e. es su nivel de competitividad donde la diferencia es abrumadora. Para empezar la mayoría de estas empresas foráneas es que cuentan con un PLAN ESTRATÉGICO y las españolas apenas llegan al 20% lo que las hace competir en inferioridad, y de seguir así es inminente el riesgo de desaparecer en un mercado global extremadamente competitivo.   Esta situación clama por un plan nacional similar al de digitalización por aumentar el nivel de competitividad de nuestras empresas, un plan que debería, obviamente, contar con el apoyo del gobierno y organizaciones empresariales como CEOE, CEPYME, etc. Y porque no los sindicatos que deberían de estar sumamente interesados. Una acción de esta envergadura necesitaría la colaboración de empresas consultoras de negocio de las que contamos con numerosas y competitivas, tanto grandes como medianas y pequeñas, así como un considerable número de consultores independientes. La reindustrialización de España (que está en vías de desindustrialización) pasa inevitablemente por dotar a las PYMES de estos planes estratégicos para competir con sus avanzadas y competitivas rivales europeas. Si perdemos este tren habremos perdido otra vez una gran oportunidad de aumentar nuestra presencia y protagonismo no solo a nivel europeo, también mundial. Y volviendo al título de este artículo:  SIN PLAN ESTRATÉGICO NO HAY PARAISO

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